La comunidad del golf ha demostrado ser una verdadera familia, especialmente en tiempos de crisis. Un ejemplo conmovedor se ha vivido en Elk River, Carolina del Norte, donde los miembros del Elk River Club se unieron para reconstruir su hogar y su club después de que el huracán Helene dejara una estela de destrucción a su paso.
Cerca de Banner Elk, esta vibrante comunidad de golf se enfrenta a la adversidad y, en su lugar, encuentra oportunidades de crecimiento y apoyo mutuo. Después de que Helene asolara la región, la vida de muchos residentes cambió para siempre. El personal del club, como Jamie Jones, asistente de superintendent, no solo vio su lugar de trabajo devastado, sino que también enfrentó la pérdida de su hogar. Sin embargo, la unión de los miembros del club y su dedicación a la comunidad han mostrado el verdadero espíritu del golf.
Poco después de la tormenta, los miembros del Elk River Club se reunieron y decidieron hacer lo necesario para ayudar a reconstruir el área afectada. Despejaron espacio en sus instalaciones para convertirse en un centro de envío y distribución de ayuda, donde el vuelo fue constante: aeronaves de la Guardia Nacional llegaron cargadas de suministros esenciales. Fue un esfuerzo aglutinador, donde cada mano contaba y cada acción sumaba.
La historia de Jamie y su compañera, Whitney, ilustra el poder de la comunidad. Mientras se adaptaban a la incertidumbre luego del huracán, no tardaron en darse cuenta de que no estaban solos. La generosidad de los miembros del club permitió a Jamie y a su familia encontrar una nueva vivienda, demostrando que el golf va más allá de las canchas, convirtiéndose en un sistema de apoyo vital en tiempos de necesidad.
Los vínculos entre los clubes de golf y sus comunidades son fundamentales, y en el Club de Golf La Garza también valoramos esta unión. Al igual que en Elk River, sabemos que el verdadero desafío se enfrenta mejor juntos. Ya sea organizando eventos benéficos o simplemente apoyándonos unos a otros, cada gesto cuenta y cada acción proporciona esperanza.
A un año del desastre, aunque los efectos de Helene siguen visibles, la recuperación es palpable. Las calles de Banner Elk vuelven a cobrar vida, los negocios reabren y la comunidad se prepara para celebrar su famosa Woolly Worm Festival. El compromiso colectivo para ayudar a los demás ha demostrado que, al final del día, somos más fuertes juntos.
El golf no solo se trata de competir, sino de compartir y construir lazos duraderos. En Club de Golf La Garza, fomentamos este espíritu de comunidad porque sabemos que, ya sea en el campo de golf o en momentos de desafío, juntos podemos superar cualquier obstáculo.
Fuente original de artículo e imagen: Golf.com
Club de Golf La Garza
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